En grupos reducidos y a partir de cierta consigna, redactaron en sus Notbooks sus producciones con la posibilidad de volver sobre ellas para modificar y reescribir aprovechando los beneficio del word. Ellos mismos eligieron este trabajo para subirlo al Blog en representación de lo realizado.
Integrantes:
Ana Paula, Antonella, Dayla, Lourdes y Muriel
Era un día
tormentoso, en el Mundo de las Aguas de la Muerte, Ut-Napishtim se levantó de
su cama con desgano. Se sentía triste.
Una idea
que le daba vueltas en la cabeza desde hacía incontables días, volvió a surgir
en su interior.
“Deseo un
cambio”.
Ese tan
deseado cambio que había surgido dentro suyo, era ser inmortal, que mejor
manera que convirtiéndose en un dios.
El hombre
comenzó su marcha a la montaña de los dioses. Sabía que no iba a ser nada
fácil. A si que decidió prepararse.
Agarró su
vieja mochila de cuero que había usado en varias ocasiones, su navaja de mango
de madera, un arco y sus intenciones por cumplir su sueño.
Abrió la puerta seguro de si mismo. El sol le
dió en la cara molestándolo, sin poder ver, impidiéndole ver su camino como si
fuera una advertencia. A Ut-Napishtim no le importo y empezó a avanzar. Paso
por el pueblo Barrancas, en donde se encontró un gran puesto de armaduras. Se
acercó y se dio cuenta que no tenía suficientes monedas de oro. En ese
instante, se le ocurrió engañar al vendedor diciéndole:
–
Disculpe señor, traigo conmigo esta mágica piedra
que me han otorgado los dioses. Me gustaría hacer un canje con usted. Yo le
daré esta piedra a cambio de esa bella armadura.
El vendedor, tan ingenuo, acepto sin dudarlo.
Ut-Napishtim salio corriendo del pueblo.
Llego a su primer desafío. Había diferentes
piedras musgosas de variadas alturas.
El muchacho decidió enfrentarse a semejante
desafío. Subió a la primera piedra y se dio cuenta que estaba demasiad
resbaloso, decidió continuar pero sus manos se llenaron de verdín haciendo que
resbale pero de repente se cayó arriba de una bella joven llamada Fresha, que
provoco que cayeran al río.
Pasaron
los días y de a poco se fueron conociendo. Ut-Napishtim se enteró que Fresha
también buscaba ser una diosa. A si que decidieron seguir el camino juntos.
Después de varios meses llegaron a ese gran
palacio. El valiente decidió golpear la puerta, pero nadie contesto. Con gran
valor entro. Al entrar se encontró con musas, hadas, dioses y seres místicos.
Después de ese largo camino de pruebas y
esfuerzos, Ut-Napishtim y Fresha cumplieron su deseo de ser dioses del Olimpo.
¡Bravo!
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